Legal maligno

Un villano legal maligno se apodera metódicamente de lo que quiere, dentro de los límites de su código de conducta, sin preocuparse de quién resulta lastimado. Le preocupan la tradición, la lealtad y el orden, pero no la libertad, la dignidad o la vida. Sigue las reglas pero sin misericordia o compasión. Se siente cómodo en una jerarquía y le gustaría gobernar, pero está dispuesto a servir. Condena a los demás, no de acuerdo a sus acciones, sino según su raza, su religión, su patria o su rango social. Es muy reacio a quebrantar leyes o promesas.

Dicha reticencia procede parcialmente de su naturaleza y parcialmente de que depende del orden para que le proteja de quienes se oponen a él en términos morales. Algunos villanos legales malignos tienen tabús en particular, como por ejemplo no matar a sangre fría (pero nada impide que lo hagan sus secuaces) o no dejar que los niños resulten dañados (si se puede evitar). Se imaginan que estas reticencias les colocan por encima de los villanos carentes de principios.

Algunas personas y criaturas legales malignas se dedican al mal con un celo parecido al de un cruzado dedicado al bien. Más allá de estar dispuestos a hacer daño a otros para fines propios, se complacen en esparcir el mal como un fin en sí mismo. También podrían contemplar el mal como parte de un deber para con un dios o amo maligno.

Legal maligno representa el mal metódico, intencionado y organizado.